La vida se basa en la toma de decisiones; algunas buenas, otras malas, pero ello define el rumbo de nuestras vidas o de alguna situación en particular. Tú tienes el derecho y el deber de tomar tus propias decisiones, porque es tu futuro lo que se está apostando. Nadie tiene porqué quitarte el derecho que te es inherente, y tú no puedes recargar tus decisiones sobre los demás, porque resulta que quien cargará con las consecuencias de ellas es Timism@. Cuando permites que alguien más tome decisiones por ti te expones a hacer algo que no quieres, a echarle la culpa al otro por lo que suceda en tu vida, y lo más grave: a que tu autoestima se vea apocada al sentir que no eres una persona capaz de decidir lo que quiere o lo que necesita en su vida. Sí, a veces es difícil porque te da miedo que el resultado no sea el óptimo, pero las equivocaciones son parte de la vida y debes arriesgarte a hacer lo que creas más conveniente TÚ, NO OTR@! además, nadie te garantiza que esa persona a la que has encomendado la ardua tarea de vivir por ti lo vaya a hacer mejor que tú ¿En serio puedes pensar que alguien llevará TU vida mejor que tú? Tú eres el/la que sabe qué siente, qué sueña, qué espera, qué quiere y qué NO, así que no hay nadie más apto para tomar tus decisiones que tú, y bueno, tienes que amacharte y hacerle frente a las consecuencias buenas o de aprendizaje que se generen por ello. Cuando vayas a eso, pídele guía y respaldo a Dios, dile que ponga en tu corazón lo que debes hacer, lo que más te conviene; ese es el mejor consejero que puedes tener. Canción del día: "Gitana", by: Los Betos. Feliz día.
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